Yo nací en la esquina donde está el trompo. La casa vieja que está en esa esquina fue mi casa hasta que tuve veinte y pico de años. Todos los chiquilines del barrio nos subíamos al trompo. Era como la calesita del barrio. Mientras yo viví ahí el trompo era mío, nuestro. Inclusive tiene una marquita que es mía. Esta ferretería nació allí. Por eso se llama “El trompo”. No se sabe exactamente cómo llegó el trompo a Peñarol. Los viejitos del barrio, gente que había nacido en el siglo XIX, tampoco tenían idea de cómo había llegado. Por la forma que tiene podría llegar a ser una bita de puerto. Esta es una de las teorías que yo he escuchado y es la que más se asemeja a la realidad. También podría haber sido otra cosa que no tenga explicación.
Otra de las tantas teorías sobre cómo llegó el trompo acá, lo ubica en el tiempo que los ingleses instalan AFE. Probablemente entre montones de fierros viejos que los ingleses traían en los barcos para utilizar y refundir en su planta de AFE, debe de haber venido el trompo. Alguien lo debe haber sacado y lo constituyó como un mojón. El trompo no es solamente una marca geográfica, destaca el barrio. Cuando por el año 60 y algo se decide ensanchar la calle Aparicio Saravia quedaba en el medio de la calle. Entonces viene la Intendencia y lo saca. Hasta que los vecinos empezamos a juntar firmas, fuimos a la Intendencia y logramos que lo colocaran de vuelta. Esa es la historia del trompo.
Entrevista / diciembre 2003